J.A.D.
28/08/2012
¿Recuerdan la catástrofe del Prestige? Aquel buque de bandera de Bahamas se hundió frente a las costas de Galicia en noviembre de 2002 provocando un desastre ecológico con su vertido de fueloil. Una de las dos empresas contratadas en las operaciones de rescate fue la tarraconense Tecnosub, junto a la holandesa Smit Tak. Y como este trabajo, entre otras especialidades, decenas repartidos por todo el mundo desde que en 1975 naciera esta compañía de la mano de José Luis Velasco. Inicialmente en Cartagena, para justo un año después trasladarse a Tarragona por las mayores expectativas que ofrecía el sector petroquímico local. Precisamente una temprana especialización en la industria del petróleo les ha llevado a contar entre su cartera de clientes a firmas como Esso, Petrogal, Repsol, Shell, ENI y otras del sector. ‘Desde el principio hemos mantenido nuestra filosofía, que no es otra que desarrollar los mejores servicios de buceo para la instalación, el mantenimiento o reparación en instalaciones petroleras, y proporcionar asistencia en accidentes marítimos’, explica Tareq Saleh, responsable comercial de la compañía.
Tecnosub acomete su primer encargo internacional en Libia, en 1978, para la Esso Standard. A partir de ese momento surgieron nuevos trabajos, como los realizados en la plataforma Casablanca frente a las costas de Tarragona, y la continuidad en su proyección exterior: Guinea Ecuatorial, Antillas Holandesas, México, Qatar, Mauritania, Egipto, Emiratos Árabes, Panamá, Arabia Saudí, entre otros. De manera intermitente, y gracias a convertirse en contratista del Gobierno para Salvamento Marítimo, Tecnosub está presente durante unos años en las operaciones más llamativas llevadas a cabo en aguas españolas: la ya mencionada catástrofe del Prestige (2002), pero también la del Castillo de Salas (1986), Mar Egeo (1992) o el Rilos (1999), entre otras actuaciones.
Quizá el contrato más dilatado en el tiempo y de cierta complejidad es precisamente el que acaban de finalizar en Kazajstán, con la asistencia submarina al tendido, instalación y protección de tuberías y umbilicales de fibra óptica bajo el mar Caspio para la NCOC (North Caspian Operating Company). ‘Hemos estado dos años, empleando en diversos momentos a 80 personas’, explica Tareq. A raíz de este encargo, Tecnosub ha abierto oficina en aquel país esperando consolidar nuevos proyectos. Junto a Tareq en su responsabilidad comercial, figura como director general de la compañía Arturo Villazón.
‘Nuestra obsesión es crecer en calidad: somos una firma reconocida en el sector pero mantenemos unos mínimos de calidad que quizá hoy no todos puedan ofrecer’, argumenta Saleh. Y es que con la crisis este sector también experimenta las nuevas reglas de juego, en las que muchos clientes favorecen la decisión de compra en el precio frente a la calidad y la seguridad, críticas en este tipo de trabajos. ‘Pertenecemos a la IMCA, una asociación internacional que vela por la calidad y seguridad de las operaciones que realizas. Es un sello que nos ha costado mucho obtener y que también nos distingue, al ser la única compañía española que pertenece a su sección de buceo. Evidentemente las empresas buscan precio y a veces aceptan proveedores poco contrastados’, se lamenta Saleh. ‘Una compañía como la nuestra invierte en equipos, mantenimiento, seguridad, calidad, formación’, argumenta, y añade que no es lo mismo por ejemplo trabajar a 5 que a 50 metros de profundidad, en invierno o en verano, en un río o en el mar: ‘consideraciones muy importantes a la hora de presupuestar correctamente un trabajo’. La labor comercial en este tipo de empresas es básica, ‘pero no puedes bajar los márgenes de seguridad, porque lamentablemente ocurren accidentes’, y por tanto ‘hay que mantener unos mínimos’.
Con 13 personas fijas en plantilla, Tecnosub quiere hacer una fuerte apuesta en el mercado nacional, aunque sin perder su consolidación exterior. En este sentido, ‘solemos presentarnos a muchos proyectos, no importa en el país que se desarrollen’. Precisamente es la carga de trabajo una de las cuestiones que no pueden preverse en este tipo de empresas. Tan pronto se tiene un encargo, como pasa un tiempo sin recibir pedidos. ‘De manera que no puede concretarse qué vendrá de fuera o haremos en España. A veces en un año el 90 por ciento del trabajo lo hemos realizado fuera del país’. A pesar de ello, ‘tenemos claro que nos gustaría trabajar más en España, y en esa labor comercial vamos a poner nuestro empeño en el futuro’.