John Bugarin
20/09/2021

La Autoridad Portuaria adquirió el inmueble en 2011 y 5 años después, tras reformarlo, presentó el nuevo equipamiento como un espacio cultural y social más del Port de Tarragona.

En junio de 1932 se inauguró el Pòsit del Serrallo, un edificio donde pasaba la vida social de la gente del barrio. Con un café en la planta baja y una sala de baile en la primera planta, se convirtió en un icono de la zona. Durante la Guerra Civil sufrió un impacto cercano que lo malogró, pero años más tarde consiguió volver a la actividad. En 1944 y 1945 se puso en funcionamiento la Escuela del Pòsit, con varias aulas en la planta superior, mientras que en el año 56 se adaptó la planta baja para uso de un restaurante. Igualmente, el Pòsit albergaba el hogar del jubilado.

En 2016, esa misma construcción vivió una nueva inauguración, pero esta vez bajo el nombre de Teatret del Serrallo, y después de una profunda de remodelación. “El Pòsit era propiedad de la Cofradía de Pescadores, que nos avisó de que el edificio llevaba en desuso desde hacía varias décadas”, explica Montse Adan, directora de Port-Ciutat. La Autoridad Portuaria adquirió el inmueble en 2011 y cinco años después, tras reformarlo, presentó el nuevo equipamiento como un espacio cultural y social más del Port de Tarragona.

Adan: «Con el Teatret se ha hecho una intervención magnífica porque se ha mantenido la esencia de lo que había sido, y cuando viene gente del Serrallo se identifica con lo que se encuentra»

El Teatret vio la luz en un día muy señalado. Fue el 16 de julio de 2016, día de la Virgen del Carmen, patrona de los pescadores, un colectivo que vio como el lugar que habían frecuentado durante generaciones recobró vida. Lo que antes había sido la zona de restaurante se mantuvo. La primera planta, donde está el escenario, núcleo de este espacio, se renovó, aunque mantiene la fisionomía que tenía en su momento. Por otro lado, lo que antes eran aulas de la Escuela del Pòsit se aprovecharon para montar las oficinas de Pot-Ciutat. Montse Adan comenta que la filosofía cuando reformaron el lugar era “mantener la identidad de cultura que tenía el barrio. Con el Teatret se ha hecho una intervención magnífica porque se ha mantenido la esencia de lo que había sido, y cuando viene la gente del Serrallo se identifica con lo que se encuentra”.

El Port de Tarragona lleva apostando de manera muy decidida por la cultura. El Teatret, junto al nuevo museo, el archivo y el servicio de publicaciones, y todo el Moll de Costa con los tinglados y refugios, forman parte ya del tejido cultural de Tarragona. Se trata de una apuesta que lo hace diferenciarse del resto de los puertos del Mediterráneo. El Port ya no solo es un referente a nivel industrial, sino que también es un pionero en la apuesta por el apartado de ciudad y cultura.

Sandra Coloma, responsable del Teatret, y Montse Adan, directora de Port-Ciutat, en el escenario del Teatret.

Después del estreno de este nuevo punto neurálgico, se comenzaron a hacer actos puntuales dentro del recinto. Tal y como explica Adan, “se decidió hacer una programación propia pero también quisimos que fuese un lugar que estuviese a disposición de la ciudad, haciendo que existan propuestas y actos por parte de terceros a través de colaboraciones o a modo de alquiler”. La coordinación del Teatret se encargó a un equipo de trabajo encabezado por Sandra Coloma, quien lleva planificando toda su actividad que se ha llevado a cabo a lo largo de sus cinco años de vida. “Por lo que respecta a programaciones propias, las hemos concentrado en varios ciclos que están repartidos a lo largo del año. No podemos ofrecer una programación estable porque económicamente no podemos asumirla y porque si fuese así ocuparíamos todo el tiempo y no permitiríamos a empresas privadas o entidades hacer uso de este espacio”, añade Coloma.

Como pasa siempre con la cultura, el soporte económico es muy importante. El presupuesto con el que ha contado el Teatret este 2021 es de aproximadamente 20.000 euros. Montse Adan asegura que el equipo de coordinación estruja al máximo ese presupuesto y es capaz de sacarle el máximo partido posible para llevar a cabo las propuestas.

El Teatret tienen unos ciclos fijos que se mantienen cada año. “A principios de año se hace el Teatret Familiar, después en abril-mayo se hace colaboraciones con el Festival Ja Veus. En junio se celebra el Voramar con conciertos en la terraza, mientras que en julio hay más colaboraciones con entidades como la asociación de vecinos del Serrallo por las fiestas del barrio. En agosto baja la actividad y en setiembre se vuelve al trabajo para celebrar el Día Marítimo Mundial. El año acaba con un ciclo de reivindicación por los cuentos en octubre, nuestro emblemático Portautors que celebra su gala final en noviembre, y finalizamos con la campaña de Navidad en diciembre”, explica Sandra Coloma.

Cultura en tiempos de Covid

Lamentablemente, es una programación que no se ha podido mantener estos últimos dos años a causa de la pandemia. “Nos afectó de una manera brutal, además fue un golpe muy duro para el Teatret porque estaba en un momento de ascenso”, dice Coloma. Pese a que el recinto tuvo que cerrar, el equipo de coordinación trabajó más que nunca para sobrevivir en un nuevo ecosistema para ellos como es el digital, teniendo en cuenta que lo que ofrecen es un producto físico y la experiencia pierde mucho si se hace telemáticamente.

Sandra Coloma explica que la primera propuesta que llevaron a cabo durante el confinamiento fue en Sant Jordi de 2020. Se coordinaron con varios artistas para hacer de cuentacuentos y lograron hacer una maratón de cuentos que se podía seguir desde casa. La acogida por parte de la gente fue muy buena y se decidió seguir apostando el resto del año por sacar adelante las actividades a través de retransmisiones. “Hay cosas que han venido para quedarse. A lo mejor la retransmisión en directo durante la pandemia era una obligación. Ahora no lo es, pero puedo hacer la actividad físicamente y a la vez de manera telemática para poder llegar a más gente”, aclara Montse Adan sobre la integración de las nuevas tecnologías.

Coloma: «La pandemia nos afectó de una manera brutal, además fue un golpe muy duro para el Teatret porque estaba en un momento de ascenso»

“A partir de 2021 hemos comenzado a hacer actividades puntuales con alguna entidad que necesitaba poco aforo, y estamos dando pasos poco a poco. También se nos ocurrió que podríamos llevar el Teatret fuera. El Voramar, un acto musical que hacíamos en la terraza, decidimos llevarlo este año al exterior y ha sido un éxito porque las invitaciones se han agotado enseguida”, explica Coloma acerca de cómo ha ido evolucionando la situación estos últimos meses. Y es que, por tema de dimensiones, el Teatret no puede tener todo el aforo que le permite el Procicat, por lo que esta alternativa se presenta como una gran oportunidad para contar con más público. Además, Montse Adan no descarta adaptar espacios portuarios para llevar a cabo las siguientes actividades programadas.

De cara a los próximos meses, esperan poder celebrar tanto Portautors como el Día Marítimo Mundial en el Teatret y sobre todo planean una campaña de Navidad bastante cargada de actividades. “Esperamos que en 2022 podamos retomar toda nuestra actividad con cierta normalidad”, confía Sandra Coloma, que desea poder volver a ofrecer ese contacto e intimidad que se respiraba tanto en la sala del teatro como en la terraza.

El Teatret ha superado con creces todas las expectativas

El Teatret celebra sus cinco años con un balance muy positivo. “En muy poco tiempo, prácticamente en sus tres años de vida antes de la pandemia, se ha consolidado como un espacio cultural de referencia en el territorio. Estamos hablando de un recinto que tiene un aforo de 150 personas y en el último año de actividad estable pasaron más de 100.000”, explica Sandra Coloma. Son signos evidentes del gran trabajo que se ha realizado.

Tanto Sandra Coloma como Montse Adan, reconocen que el Teatret ha superado con creces todas las expectativas. “Creo que con el Teatret, Port-Ciutat ha ganado y ha subido dos o tres escalones de golpe. Se ha hecho un gran trabajo porque el Moll de Costa cada vez está más vivo”, reconoce la directora de Port-Ciutat. Añade, además, que “ha complementado y ha permitido llegar a más público y fidelizar a esta ciudadanía que ya ve el Port de Tarragona como un aportador a nivel cultural”.

Un lustro le ha bastado al Teatret para convertir-se de nuevo en uno de los estandartes no solo en el Port sino en toda la ciudad, siendo un espacio único y con encanto dentro de la cultura de Tarragona.