11/01/2021
Verònica Tapias

La golondrina de Lanchas Jopa que realizaba la visita a les instalaciones portuarias en 1993. (Autor desconocido. Arxiu del Port de Tarragona.)

El Port de Tarragona goza del servicio de golondrina desde hace más de 30 años. Desde 1988, la visita a las instalaciones portuarias se puede realizar desde el mar, un punto de vista muy diferente al que estamos habituados a tener desde tierra. Lanchas Jopa fue la primera empresa que prestó el servicio, aunque actualmente el contrato de la institución portuaria es con la empresa Explotacions Marítimes Pesqueres.

Si buscamos el origen del nombre de esta embarcación turística impulsada a motor, con una o dos cubiertas, que acostumbra a hacer cruceros de corto recorrido alrededor del puerto donde tiene su base, lo encontramos en una empresa barcelonense. La compañía Las Golondrinas fue fundada en la ciudad condal en 1888, un siglo antes de que el puerto tarraconense empezara a ofrecer este servicio. Con base en el Moll de les Drassanes, fue la primera empresa que ofreció recorridos a lo largo de la costa barcelonense y paseos por el puerto.

En el caso de Tarragona, Lanchas Jopa fue constituida tres años antes de empezar su contrato con la institución portuaria, en 1985. Inicialmente, se dedicaba a ofrecer servicios de lanchas a buques portuarios, realizando todo tipo de tráfico de portuario, cabotaje, transporte marítimo y vías interiores de mercancías. Sin embargo, más tarde amplió su objeto social a la actividad del transporte de pasajeros con fines comerciales y recreativos con patrón en aguas costeras y de interior para poder ofertar el servicio de golondrina a partir de 1988.

Además de los paseos para visitas institucionales del Port de Tarragona, esta empresa ofrecía también otros servicios a la entidad. Uno de ellos se hacía a través del Museu del Port, una actividad que se inició en el año 2000 y que aún se mantiene en la actualidad. La propuesta pedagógica del Museu, dirigida a las escuelas, consiste en una visita al recinto y un paseo en golondrina para conocer la realidad cotidiana de la infraestructura portuaria.

Los paseos en golondrina para particulares eran otra de las opciones que ofrecía Lanchas Jopa. Pero quizás la más popular, que también se mantiene hoy en día, es el transporte de los Reyes Magos en su llegada a la ciudad. Miles de niños y niñas se reúnen cada año la tarde del día 5 de enero en el Muelle de Costa para ver llegar a los Magos de Oriente cargados de regalos.

El Tarragona Blau atraca en Tarragona

Con el paso de los años, otra golondrina atracó en el Port de Tarragona pero, en este caso, en el puerto deportivo. Se trata del Tarragona Blau, una embarcación propiedad de Lluís Palau, que empezó su andadura en 2004. Inicialmente, Palau, con su empresa Explotacions Marítimes Pesqueres, montó una escuela de pesca. Oriundo del barrio marítimo del Serrallo y pescador de profesión, el patrón de esta embarcación iba en busca de escuelas interesadas en que sus alumnos conocieran las artes de la pesca. “Los escolares subían a bordo y nos adentrábamos en el mar. Allí tirábamos la red para que vieran cómo se pescaba”, explica Palau. A continuación, se los llevaba a la lonja para ver la subasta del pescado y proyectaba un audiovisual a bordo sobre la pesca en Tarragona.

Palau explica que también trabajó para el Ayuntamiento de la ciudad, quien le contrataba visitas para entidades locales: “Primero dábamos un paseo con la barca para ver la ciudad desde el mar y, a la vuelta, a través de la Cofradía de Pescadores, organizábamos una sardinada en tierra. Era una actividad de unas 3 horas y los pasajeros quedaban muy contentos”. También a nivel privado, el Tarragona Blau ofrecía viajes por la costa tarraconense para cualquier grupo que lo solicitara.

En 2011, el Port de Tarragona propuso dividir el contrato de la entidad con las dos empresas que ofrecían este servicio, Lanchas Jopa y Explotacions Marítimes Pesqueres. Sin embargo, la primera empresa tenía otros planes, operar un poco más al sur, en el Delta del Ebro, para dar servicio a Cruceros Olmos, una empresa que realiza viajes por el río Ebro.

Lluís Palau y su hijo Lluís a bordo del Tarragona Blau, amarrado en el Muelle de Pescadores. (Foto V.T.)

Así las cosas, el Tarragona Blau se quedó como única golondrina que ofrece el servicio en la ciudad. A partir de entonces, el amarre de la embarcación se trasladó al Muelle de Pescadores, una cuestión que Palau agradeció: “Cuando estábamos en el puerto deportivo, teníamos que dar menos vuelta para salir de la bocana pero, si la climatología no acompañaba, no podíamos salir. Ahora, en cambio, la cosa ha cambiado. Estoy agradecido al Port por las facilidades que me ha brindado”.

El servicio que ofrece el Tarragona Blau, con un equipo de tres personas (Palau, su hijo y un marinero, Jordi), comprende las mismas actividades que ofrecía en su momento Lanchas Jopa, pero con algún añadido más. Y es que el hecho de que el patrón fuera pescador le da un valor añadido: puede conquistar los paladares más exquisitos con los ranchos que cocina a bordo. Además de las visitas institucionales para el puerto y las actividades del Museu, con las que acoge a cerca de 8.000 escolares por temporada, los viajes para grupos, sean para empresas o para celebraciones de particulares, se acompañan con una típica comida marinera, fideus arrossejats “con caldo de pescado cogido por las barcas de la costa tarraconense”, aclara Palau. “La gente visita nuestra web y se pone en contacto con nosotros para hacer excursiones y celebraciones familiares a bordo. De hecho, muchas de estas personas ya son asiduas y repiten cada año”, explica. Los paseos en el Tarragona Blau también pueden incluir aperitivos con mejillones o sardinada y, además, sigue ofreciendo visitas, esta vez para grupos, a la lonja del pescado los jueves y viernes laborables.

La pandemia del Covid-19 y la consecuente crisis económica también ha afectado al Tarragona Blau, que ha visto cómo ha bajado la demanda de viajes en golondrina. Sin embargo, el Port de Tarragona organizó este verano una actividad lúdica para grupos de hasta 15 personas para conocer el puerto desde el mar, con la embarcación de Palau. Así, la entidad ofrecía, de manera gratuita, un paseo en barca para las personas que se inscribieran en la web del puerto. “La acogida de esta iniciativa fue espectacular —explica Palau—. La verdad es que nos salvó un poco la campaña”, concluye.

Después de 32 años de historia, las golondrinas de Tarragona siguen combinando la tradición marinera con la modernidad y el placer de navegar. El Tarragona Blau ofrece durante todo el año visitas al puerto y paseos en barca y continua siendo el modo de transporte de los Reyes Magos de Oriente para llegar a la ciudad cada 5 de enero.